Viajé la tarde del domingo a París. Vino a buscarme al aeropuerto Charles De Gaulle, mi amigo Françoise Delors, profesor retirado de La Sorbona, gran conocedor de España y lector incondicional de algunos de nuestros escritores actuales: Marías, Chirbes, Landero. "Me permitirás que, dado que te voy a invitar, elija yo el restaurante. Ya sé que no te gustan los vegetarianos, pero hay algunas especialidades veganas que, me consta, serán de tu agrado".
Aparcó su coche en el garaje de la casa, donde se quedó mi pequeño equipaje y fuimos caminando a "Le Potager du Marais", un acogedor y estrecho restaurante, casi un pasillo, lleno de mesas.
Pidió un vino blanco, raro en un francés, y fue directo a lo que le inquietaba:
"Y..., ¿qué pasará hoy en tu país?" me preguntó con una sonrisa entre irónica y triste.
Le rogué que pospusiéramos la conversación electoral a la sobremesa, pero fue imposible.
"Te voy a decir algo que imagino sabrás, quizá, mejor que yo, y que espero compartas. Aquí, todos los análisis de la prensa seria concluyen en lo mismo: habrá un voto de castigo al PSOE, y el PP le arrebatará más de un ayuntamiento y alguna Comunidad. Es cierto que el fenómeno del 15-M ha desplazado las noticias de las elecciones españolas de las portadas de los diarios, pero, me temo, que será un suceso anecdótico. Aunque te reconozco que produce una cierta emoción ver a todos esos jóvenes enfadados con esa democracia adelgazada entre unos y otros. También pasa aquí, pero en España es dramático. Lo peor que le ha podido pasar a tu país es haber tenido dinero antes de aprender a leer. Sigo desde la muerte del dictador, tú lo sabes, la evolución de la política española, y da rubor escuchar a la mayoría de los políticos actuales: es imposible discrepar con ellos, pues su discurso es un insulto a la inteligencia...".
No sé en qué momento puse el piloto automático en mi atención.
El café, el cognac y los cigarros los saboreamos en una terraza próxima.
A las diez y media, subimos a su casa y conectamos el canal internacional de Televisión Española. François bajó al garaje a por mi equipaje. La información era contundente: el PP había conseguido un resultado que ni sus propios líderes imaginaban.
Cuando entró en el salón con gesto interrogativo, le dije: "Je suis désolé".
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